Por miles de años estuvimos viviendo bajo programas de escasez y lucha, aprendimos a ver todo (o casi) bajo la óptica del miedo. Si miramos hacia atrás en la historia conocida, efectivamente podemos reconocer grandes episodios de guerra, precariedad, violencia, etc. Esto nos llevó a construir una posición continua de ataque y defensa, donde era imperativo estar siempre alerta, pues la hostilidad del mundo así lo requería. Un mundo donde todo tendía a la entropía, al caos, donde los recursos se agotaban y sólo se avanzaba en dirección al desorden.
Esta visión del mundo ya se está quedando obsoleta, podemos seguirla creyendo y creando pero otras posibilidades están emergiendo. Posibilidades que surgen desde una profunda conexión con nosotros y con nuestro entorno. Posibilidades que nos dan la pauta para darnos cuenta de que todos los sistemas en la Naturaleza interactúan con una fuente de información energética que genera negentropía (organización y orden), también se le llama éter o vacío cuántico. Nosotros podemos acceder a ella, por ejemplo, en estados de meditación. No solo eso, ya está surgiendo la tecnología para poder extraer energía de ese “vacío”. A medida que se utilice esa energía, regresará a la fuente del vacío cuántico de la que provino, sin agotarse ningún recurso.
En la Tierra aprenderemos a vivir de otra manera, donde las estructuras de control actuales irán caducando, y poco a poco iremos soltando las improntas de escasez y lucha. Reconoceremos la hostilidad del mundo externo dentro de nosotros y desde ahí le daremos luz y la integraremos. Sin señalar “villanos” allá afuera, sin pedirle a héroes o heroínas para que “nos salven” y, sin percibirnos como víctimas de un universo que tiende irremediablemente al caos.
Hay antropólogos que hablan de que actualmente existe ya una nueva especie de humano, genetistas que han descubierto “nuevas” cadenas de ADN en las células humanas. Los astrónomos a cada rato encuentran nuevos hallazgos que confirman teorías que antes se consideraban imposibles, como que nuestro sistema solar pudiera ser parte de un sistema binario.
Todas estas pueden ser pistas que nos sugieren que estamos pasando por un proceso interesante de cambio a nivel humano y cósmico, más luminoso y amoroso. Aferrarnos a las viejas estructuras y formas-pensamiento es una opción. Ignorar o tildar de “locura” a cualquier idea que rete la seguridad de lo conocido, también, pero sepamos que cada día podemos aportar a esas nuevas realidades que están esperando que las imaginemos y creemos. Realidades que construiremos más fácilmente a medida que actuemos desde nuestra esencia, con la mayor consciencia.
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