Nuestra conexión con el mundo natural crece. Verás que el velo comienza a desaparecer, la separación entre “nosotros” y la “naturaleza” se va desvaneciendo y desde ahí percibimos la fusión, con el universo.
Comenzamos a ser conscientes de frecuencias de información que antes pasábamos por alto, pero que cuando estamos dispuestxs a percibirlas, llegan de diversas maneras.
Probablemente ya estés recibiendo información, lo que sucede a veces es que la ignoramos o minimizamos, o no creemos que podamos estar recibiendo mensajes. Puede ser que llegue una idea, una sensación, una resolución o toda una transformación.
Meditemos con las plantas, nutramos nuestro vínculo con ellas, con la Tierra. Si ya lo haces, me encantaría que compartieras, si aún no, te sugiero que te des la oportunidad y aunque al principio parezca que no sucede mucho, siempre sucede algo.
Acompañémonos en este proceso de experimentar “los misterios” de la vida y de la naturaleza, trascendiendo un poco (o un mucho) la mente analítica, y aquí concuerdo con Frank Herbert en que “El misterio de la vida no es un problema que hay que resolver, sino una realidad que hay que experimentar.“